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La Orden Militar de Alcántara
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Fue fundada como Cofradía de Armas en 1156 por varios caballeros
deSalamanca, a cuyo frente figuraba don Suero Fernández Barrientos,
que lucharon denodadamente contra los moros en la fortaleza de San
Julián del Pereiro, y confirmada por el Papa Alejandro III
en 29 de diciembre de 1l77 en calidad de Orden de Caballería.
En sus comienzos se llamó Orden de San Julián del
Pereiro. Por consejo del ermitaño Amando adoptó la
regla del Císter y fue enriquecida por el Rey Fernando II
de Castilla y por el Papa Alejandro III en 1177 con libertades y
privilegios. El Pontífice Lucio III, en 1183, la eximió
de la jurisdicción de los ordinarios diocesanos, poniéndola
bajo la custodia directa de la Santa Sede, obligándose la
Orden a la defensa de la fe y a la guerra perpetua contra los moros.
Vestían sus miembros túnica de lana blanca muy larga
y capa negra, que sustituían por un manto blanco en las ceremonias
solemnes, adoptando como blasón un peral silvestre con las
raíces descubiertas y sin hojas sobre campo de oro; modernamente
adoptaron como distintivo una cruz flordelisada de sinopIe. En el
capitulo XIV de sus definiciones se establecía que ningún
caballero fuese osado de recibir los sacramentos sin el manto blanco,
que debía también ser su sudario.
Cuando
había paz o tregua los caballeros de Alcántara permanecían
en el convento. Desde el año 1213 tuvo su sede en la villa
de Alcántara de la que tomó el nombre, habiéndoles
sido donada por el Rey Alfonso IX de Castilla. Después de
haber caído en gran decadencia a causa de discordias interiores,
fue restablecida en su antiguo vigor por el Maestre don Juan Zúñiga,
nombrado para el desempeño del maestrazgo en 1479. En 1494
fue incorporada a la Corona por los Reyes Católicos, igual
que habían hecho con las Órdenes de Santiago y de
Calatrava. Su 37º y último Gran Maestre independiente,
el mencionado don Juan de Zúñiga, resignó su
autoridad previa aprobación de la Santa Sede y fue nombrado
Cardenal Arzobispo de Toledo.
En 1546 se autorizó el casamiento de los caballeros, que
sustituyeron el voto de castidad por el compromiso de defender el
dogma de la Inmaculada Concepción. Contaba la Orden aún
134 lanzas en el siglo XVI y 120 en el XVII. Hasta la ocupación
de los franceses en 1808 poseyó la Orden 35 comendadurías
con 53 villas y aldeas, dos conventos de comendadores y un colegio
en Salamanca fundado por Felipe II, siendo Príncipe, en 1552.
Como aconteció con las Órdenes de Santiago y de Calatrava
fue en época moderna una corporación meramente nobiliaria.
La I República suprimió esta Orden en 1873, pero Don
Alfonso XII la restauró en 13 de enero de 1875.
Sus dignidades son:
- Gran Maestre, que como en las otras Órdenes
lo es siempre el Rey,
- Comendador Mayor,
- Clavero,
- Gobernador eclesiástico del priorato del sacro convento,
- y los priores de Mazarela, Zalamea y Rollán.
Los caballeros ostentan su correspondiente cruz sobre
el pecho en el uniforme y en el costado izquierdo en el manto capitular.
Gran prosperidad alcanzó la villa de Alcántara y su
territorio bajo el gobierno de los Maestres. La industria contaba
fábricas de paños, de sayales, de jergas y de lienzos,
y en tanto número que los batanes maleficiaban las aguas
del Tajo. El comercio se hacía principalmente por Lisboa,
sirviéndose de barcas grandes y veleras; exportaba curtidos,
calzado, lienzos, cera, ganados, granos, pasas y vinos. La decadencia
de Alcántara y demás poblaciones del patrimonio de
la Orden, data de la incorporación del maestrazgo a la Corona.
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Hechos de armas y principales acontecimientos
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Como destacados hechos de armas de esta insigne corporación
diremos, que ya su fundador don Suero tuvo la gloria de morir en
un combate. Su sucesor, don Gómez Fernández, también
fundador, segundo prior y primer Maestre por Bula del Papa Lucio
III de 1183, tomó parte en la batalla de Argañán
contra una irrupción de los portugueses en los dominios de
la Orden y en la victoria obtenida en Ciudad Rodrigo contra los
almohades. Sabedores los caballeros de Alcántara de que Alfonso
VIII preparaba una acometida en la Extremadura musulmana, ofrecieron
sus servicios al Rey, siéndoles aceptados, y teniendo así
ocasión de llevar triunfalmente el pendón castellano
hasta las playas de Algeciras, y cuyas repetidas victorias acrecentaron
el optimismo del monarca, induciéndole a aquella jactanciosa
provocación al emir Aben-Yussuf, que tuvo por consecuencia
la derrota de Alarcos. El Rey encomendó a los alcantarinos
la guarda de Trujillo, donde fundaron un convento, y les donó
el mismo Alfonso VIII la villa de Ronda, cerca de Montalbán.
La
toma del castillo de Almeida, efectuada con auxilio de los caballeros
de Santiago, es también un hecho notable. En 1221 el Maestre
don Nuño Fernández, habiendo recibido el pendón
de manos del Rey en Ciudad Rodrigo, reunió un buen número
de caballos y de infantes y cayó sobre Valencia de Alcántara,
adueñándose de ella. También se distinguieron
en la toma de Badajoz. El Maestre don Arias Pérez recobró
de los moros la ciudad de Trujillo, y las plazas de Magacela y Zalamea,
apoderándose en una segunda campaña de Medellín.
El Maestre don Gutierre Gómez de Toledo murió en 1365
habiendo tomado parte en la lucha fratricida entre Don Pedro I y
don Enrique II.
También merece hacer alusión al Maestre don Martín
Yañez de Barbudo. Desastroso fue su final; un ermitaño
del Santuario de Nuestra Señora de los Hitos, cerca de Alcántara,
llamado Juan de Sayo, que gozaba fama de santidad, le dijo que sabía
por revelación divina que habría de tomar Granada
sin perder ni un solo hombre. El Maestre, concedió crédito
al visionario y envió dos escuderos al rey de Granada, mofándose
de su religión y retándole a singular combate entre
ambos, o entre caballeros que eligiesen, siendo dobles los moros
que los cristianos. Los mensajeros fueron presos y maltratados lo
que enfureció al Maestre y le empujó a marchar sobre
Granada. Salió la expedición, llevando delante una
cruz y el pendón de la Orden. Llegó a Córdoba
donde mentes sensatas quisieron disuadirle de su descabellado proyecto,
pero alegó que obedecía por mandato divino, se alborotó
el pueblo y hasta se le agregaron cinco mil ciudadanos, confiando
ciegamente en la protección de Dios. En Egea le mataron tres
caballeros y entonces acusó al ermitaño de mentiroso,
pero este aseguró que en la batalla resultaría victorioso
porque así se lo había revelado Dios. Entretanto,
el reino de Granada ya estaba en armas: cinco mil jinetes y más
de ciento veinte mil infantes esperaban al tozudo Maestre. Salieron
y sorprendiendo a las huestes de don Martín Yáñez
hicieron tal matanza que fueron pocos los que lograron escapar,
pagando, el crédulo Maestre, el crédito concedido
al ermitaño.
Los historiadores de la Orden, en fin, unen su historia con la de
todos los sucesos prósperos y adversos de la monarquía
castellano-leonesa. Citaremos también el desgraciado suceso
acontecido al Maestre don Gutierre de Sotomayor, mediado el siglo
XV, al que estaba encomendada la guarda de Écija; por confidencias
que tuvo resolvió atacar Ubrique y sus cercanías y
conducido por guías poco prácticos se adentró
en unos desfiladeros, viéndose envuelto por la morisma con
tan mala suerte que fueron completamente deshechas sus fuerzas,
salvándose apenas el Maestre y un centenar de los 1000 infantes
y 800 jinetes que le acompañaban.
Al 36º Maestre, don Alonso de Monroy, se deben desgraciadamente
las guerras entre cristianos que sostuvieron León y Extremadura
en el último tercio del mismo siglo XV. Su participación
en la toma de Granada fue el último hecho de armas de los
caballeros de Alcántara, como Orden independiente, efectuándose
su incorporación a la Corona en 1494, siendo su último
Maestre don Juan de Zúñiga, si bien tuvieron muchas
otras ocasiones de distinguirse caballeros alcantarinos en cuantas
ocasiones tuvo que habérselas España con sus enemigos,
aunque, al igual que lo sucedido con Santiago y Calatrava, desde
su incorporación a la Corona sus miembros sólo tuvieron
un carácter estrictamente nobiliario, siendo su emblema una
cruz de sinople flordelisada.
A partir del siglo XVII un cuerpo de Caballería del Ejército,
español despliega en su estandarte la cruz de Alcántara.
Fue creado en los Países Bajos por el Maestre de Campo don
Juan Francisco Nestien, con ocasión de aumentar las fuerzas
de caballería que allí operaban, bajo el reinado de
Felipe IV.
Las acciones de este regimiento se basan en numerosos hechos de
armas, hasta culminar en la guerra de la Independencia, donde el
veterano tercio de Alcántara luchó en Somosierra,
Aranjuez, Puente del Madero, Vich, Figueras, Murviedro, Valls y
Valencia.
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Requisitos para el ingreso en la Órden de
Alcántara
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Quienes pretenden el ingreso en esta corporación han de probar
en sus cuatro primeros apellidos ser hijodalgo de sangre a fuero
de España, y no de privilegio, con escudo de armas, de acreditación
fehaciente, también por las cuatro líneas, y ser descendiente
de casa solar él, su padre, madre y abuelos, sin haber tenido
ninguno de ellos oficios viles, mecánicos o industriales.
Tampoco se puede conceder hábito a persona que tenga raza
ni mezcla de judío, moro, hereje, converso ni villano, por
remoto que sea, ni el que haya sido o descienda de penitenciado
por actos contra la fe católica, ni el que haya sido o sus
padres o abuelos procuradores, prestamistas, escribanos públicos,
mercaderes al por menor, o haya tenido oficios por el que hayan
vivido o vivan de su esfuerzo manual, ni el que haya sido infamado,
ni el que haya faltado a las leyes del honor o ejecutado cualquier
acto impropio de un perfecto caballero, ni el que carezca de medios
decorosos con los que atender a su subsistencia.
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